Charly Luck lo tenía claro: aunque con sólo 53 años de edad y una salud envidiable, tarde o temprano tendría que enfrentar el tema de la sucesión. Su compañía la había fundado su abuelo y se había convertido en una empresa importante del sector de infraestructura en EE.UU. Pero un número no lo dejaba dormir: solo el 3 % de las empresas familiares tienen éxito en el paso de la tercera a la cuarta generación. ¿Cómo hacer para estar en ese club de compañías exitosas?
Veinte años atrás su padre había reunido a su esposa, sus dos hijas y a Charly y les había preguntado sobre sus intereses y cómo se querían involucrar con la compañía. Las hermanas fueron enfáticas: no tenían ningún interés en vincularse; por el contrario Charly desde sus primeras pasantías...