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De acuerdo a science@nasa, California se ha convertido de la noche a la mañana en el Estado Marrón, como cualquier superficie de Marte. Desde hace más de dos años toda la costa este de Estados Unidos está cambiando de color, debido al avance de la peor sequía que se haya producido en más de un siglo y medio. De seguir así, no solamente California sino todos nosotros, terminaremos viviendo como verdaderos marcianos, sin Tierra.
La afirmación fue hecha después de que un grupo de estudiantes de ciencia de la escuela secundaria de California central, volaran en globos estratosféricos para lograr fotografiar el suelo de su propio Estado. “Desde la estratosfera, Bishop, la ciudad natal, se parece a un asentamiento en el planeta Marte” expresaron a science@nasa los estudiantes después del vuelo.
El problema, por supuesto, es debido al indiscriminado abuso sobre el agua y suelo, en combinación con los efectos causados por las condiciones actuales del clima, que ha llevado a los norteamericanos a pensar en el fin del “Estado Dorado”.
En Colombia este fenómeno no es diferente. Cada año en varias cuencas del país se registran importantes pérdidas del recurso hídrico y un gran avance de la erosión. El mismo conflicto por desabastecimiento en California es el que vive el Caribe colombiano y demás municipios en Santander, Boyacá o Antioquia.
La marcha de la semana pasada, en la que participaron más de 20 mil personas para proteger el agua potable de Bucaramanga tiene su sustento. Con más del 80% del departamento de Santander en proceso de erosión, muchos santandereanos, por ejemplo, prefieren el agua para consumo humano que para la gran minería. Sectores económicos y sociales compitiendo entre sí. ¿Se necesita entonces un referendo en donde se pregunte: qué quieren los colombianos?
El licenciamiento social para desarrollar gran minería en las cuencas reguladoras del agua no es otorgado a través de un mapa de delimitación de páramos o de una licencia ambiental del Anla, de la que solo ellos conocen, sino que es otorgado por los verdaderos dueños de ella, como lo somos todos.
La resiente caída de la iniciativa del Partido Verde para aumentar el costo de la tasa por uso del agua es una evidencia clara de que en el país no existe ambiente para su propia sostenibilidad.
La desaceleración actual de la economía, por no tener reservas minero-energéticas y por no haber sembrado o ahorrado en las vacas gordas, hace que las fuerzas del mercado incrementen su poder sobre nuestros territorios. El país necesita ingresos ya. Es por esto que el Fracking y otras tecnologías de extracción rápida son requeridas. La mala planificación del desarrollo económico de Colombia es evidente.
Por lo tanto, cualquier iniciativa justa y necesaria, como lo fue el aumento de la tasa por uso del agua para aquellos que se enriquecen con ella, está condenada en estos momentos y futuros a morir desde el mismo intento, como lo sucedido esta semana en el Congreso de la República.
Mientras que los colombianos sigamos dando malos pasos detrás de los países desarrollados, en donde la conservación del agua no es una prioridad, las fuerzas del mercado seguirán tomando estas decisiones. Favorecer a los que produzcan más plata en el menor tiempo posible será la máxima, sin prever las consecuencias sobre las generaciones futuras.
Por lo tanto, los actores ricos y políticamente poderosos obtendrán toda el agua limpia que necesiten, inclusive para malgastar; mientras que los problemas por el acceso del recurso en comunidades de clase baja o media seguirán siendo mayores. Es decir, hacer gestión ambiental por clase social. Como en la China, donde, según Timothy Egan para The New York Times, se ha desarrollado un sistema de clases sociales por la calidad del aire que se respira.
El agua y los demás recursos naturales no son la posesión de unos pocos.
