Hace dos semanas escribí sobre el efecto Pigmalión, e hice uso de la mitología griega para reflexionar sobre la necesidad de auspiciar pensamientos colectivos positivos, que a fuerza de anhelarlos se convierten en realidad, como antídoto al ambiente de polarización y pesimismo en que nos encontramos.
La idea es fomentar pensamientos generativos de paz y desarrollo, en lo individual y en lo colectivo, para que nuestras obras se orienten racionalmente hacia el bien común y no hacia los odios y pasiones destructoras.
Ahora pretendo reflexionar sobre el efecto Lucifer, según el experimento de Philip Zimbardo, subvencionado por la Armada de los Estados Unidos, en la Universidad de Stanford. Sus conclusiones permiten generalizar que parte de la...