Nada será más importante para Colombia en este 2018 que la elección del nuevo presidente. Tras ocho años de un gobierno mentiroso y corrupto –que le apostó todo al acuerdo con las Farc, incluso mediante maromas legales que ahora amenazan su estabilidad– resultará interesante ver cómo se reorganizan las fuerzas políticas tras el descrédito de los partidos y la apremiante necesidad de alianzas.
La derecha parece tener en Iván Duque al contendiente mejor valorado, incluso por opositores. Resulta necesario un conservadurismo serio, comprometido con sus ideales y honesto. Que se quite de una buena vez el vínculo con el caudillismo de Álvaro Uribe y sus responsabilidades en la debacle de violaciones a derechos humanos. Al mismo tiempo es obligatorio...