Pasamos por una época particular. Una en la cual los tontos han tomado la batuta para decirnos qué hacer, bajo qué forma y con qué fondo, en medio del bullicio y las luces del espectáculo que no dan tiempo para la razón. Una época de paradojas que ofrece mayor acceso a la información, pero ciudadanos menos inquisitivos mientras los argumentos son derrotados por los gritos y la histeria.
La vida como una eterna red social en la que explotan los sentimientos políticos al mismo tenor que las hinchadas de fútbol, con pasiones desenfrenadas que no resisten el mínimo control de la razón y, al mismo tiempo, destrozan cualquier oportunidad de tolerancia. Mi pensamiento como verdad revelada y el otro como el inferior incapaz de seguirme.
Donald Trump lo...