“Pensé que ser presidente sería más fácil”, fue una de las frases de Donald Trump recién empezaba su mandato. Parecía un esbozo de sensatez y madurez en un tipo que ha dado claras muestras de incapacidad para ejercer su cargo. La esperanza sin embargo se fue desvaneciendo con el pasar de los días y los twits, refutando analistas que decían que una cosa era ser candidato y otra ser presidente, como manifestación de esa contradicción que ha tomado carrera en el quehacer político entre lo que se dice para hacerse elegir y lo que se hace una vez se gobierna. En el caso de Trump esta situación era, de forma extraña, un salvavidas de última hora.
Deduciendo de la conducción infantil que Trump le da a todos los asuntos de su nuevo oficio, tal vez con...