CARMEN ELENA VILLA B.
“Algunos creen que, disculpen la palabra, eh, que para ser buenos católicos tenemos que ser como conejos. No. Paternidad responsable”.
Frente a las palabras del Papa Francisco durante el vuelo de Manila a Roma quiero ofrecer mi opinión personal, luego de haber leído la entrevista completa así como la audiencia pública que ofreció dos días después y en la que aseguró que la causa de la pobreza no está en las familias numerosas sino en “un sistema económico que ha quitado a la persona del centro y ha colocado al dios dinero”.
En la célebre frase del Papa hubo dos términos que se prestan para tremendas manipulaciones si no se leen en contexto.
El primero es “ser como conejos”. El Papa mostró su preocupación por aquellas familias y mujeres solteras que tienen hijos sin un discernimiento previo. Discernimiento que se logra con el diálogo entre la pareja, los hijos en caso de que sea necesario y también la oración. No quiso ofender a las familias que optan por tener más de tres hijos. Mucho menos quiso ofender a aquellas parejas que acogen con amor también a los hijos que llegaron de manera sorpresiva. Por ello dijo en la misma entrevista: “mirad también la generosidad de ese papá y de esa mamá que ve en cada hijo un tesoro”.
Tanto en esta como en frases pronunciadas espontáneamente en otros momentos, el Papa nos quiere recordar que nadie tiene ganado el cielo por apoyar ciertas leyes morales y por indignarse si es que alguien las incumple.
El segundo término es “paternidad responsable”. No se refirió a ella como muchos la entienden, pensando que lo mejor es tener solo un hijo para darle todo lo que sus padres no pudieron recibir: vacaciones a Disney cada seis meses, clases de ballet, tenis, francés y mandarín. Pero privándolo del mejor regalo: los hermanos.
Se trata, más bien “soñar con una familia”, como dijo el Papa en Filipinas. “Toda mamá y todo papá soñó a su hijo durante nueve meses (...) No es posible una familia sin soñar”.
Recordemos que en la entrevista durante el vuelo de Manila a Roma, el Papa citó a Pablo VI, quien no rechazaba “los problemas personales, sobre los que dirá después a los confesores que sean misericordiosos y comprendan las situaciones”, sino que miraba con preocupación una “colonización ideológica” basada en el “neo-Malthusianismo”, del cual es víctima ahora Europa con su baja tasa de natalidad.
Lo que el Papa busca en sus declaraciones es derribar muchos mitos sobre qué significa ser católico y no reducir la riqueza de una fe a un minicírculo de personas cerradas en sí mismas. También rechaza esa fe que se reduce a una lucha de ideologías en la que a veces se pierde el principal protagonista de la historia: Jesús.
Francisco, con su lenguaje coloquial, exhorta más bien a “salir a las periferias” e invitar a todo el que quiera, para que pueda alimentarse de esta fe, aprender de sus ricas enseñanzas que puedan darle un sentido a su vida y en últimas, hacerlo más feliz