Las normas de etiqueta política estadounidense han convertido en casos esporádicos y mal vistos aquellos en los que un expresidente se atreve con el ejecutivo en curso. A diferencia del circo colombiano, en el que los viejos gobernantes se transforman en visionarios de lo que fueron sus propias incapacidades, en Washington el fin del periodo presidencial trae al mismo tiempo la carta de retiro de la arena pública. Barack Obama acaba de romper la tradición.
Con la mira puesta en las elecciones legislativas de noviembre, el expresidente demócrata tomó la vocería contra Donald Trump en momentos de histeria en la Casa Blanca. No atacó políticas concretas como es frecuente en nuestro caso local. No se refirió a presupuestos o a ejecuciones. Habló...