Buenos días, buenas tardes, buenas noches. Saludar es dirigir a alguien, al encontrarlo o despedirse de él, palabras corteses, interesándose en su salud o deseándosela. Un día es bueno cuando trae salud, éxito, alegría, entusiasmo, bienestar. Fruto del saludo con que llego o me voy.
Saludar es un arte, no por difundido menos prestigioso. En el saludo empeño lo que tengo, más aún, lo que soy. Al saludar, más que dar, me doy. El saludo me compromete demasiado, hacer realidad lo que deseo al saludar.
La persona que muere no se ausenta, cambia su forma de presencia. Eso pasó con Jesús. Sus discípulos aprendieron a verlo con otros ojos. Lo que el Principito disfrutaba tanto: “Sólo se ve bien con el corazón, lo esencial es invisible a los ojos”.
Después...