El partido gobernante de la República del Congo acaba de unirse a la larga lista de regímenes en África que están tratando de cambiar las constituciones para alterar los períodos y permitir que los líderes de turno extiendan sus estadías en el poder. La Constitución nacional del 2002 limita el número de períodos presidenciales a dos. Ahora, el Partido Congoleño del Trabajo lo ha reconsiderado y está buscando enmendar la ley. Si lo logra, el presidente Denis Sassou podría lanzarse para un tercer período.
El presidente de Burundí, Pierre Nkurunziza, parece haber sido más astuto que una débil oposición y se espera que consiga un tercer mordisco de la manzana ‘inconstitucional’ en las elecciones de junio. En Togo, el presidente Faure Gnassingbé se está alistando para lanzarse a un tercer período en abril, y esa elección la tiene casi que asegurada. También es el caso del presidente Omar Hassan al-Bashir, de Sudán.
África es un coto de caza para líderes que se quieren quedar un rato. Solo unos pocos países han visto a presidentes fracasar en su intento de extender los límites de sus períodos, más notoriamente Nigeria bajo Olusegun Obasanjo, Zambia bajo Frederick Chiluba y Malawi bajo Bakili Muluzi. En contraste, 11 países, empezando por Burkina Faso en 1997, y desde entonces Camerún, Chad, Gabón, Namibia, Níger, Togo, Uganda, Algeria y Djibouti, todos han visto los períodos presidenciales cambiados o ignorados.
A primera vista, parece que la familia política africana del ‘big man’ está en juego aquí. Pero no es así. Los límites para los períodos fueron introducidos durante la ola de reformas políticas y liberalización económica por todo África que le siguió a la Guerra Fría. Dictaduras militares o gobiernos unipartidistas por todo el continente cayeron como dominó en ese período, y los protagonistas más inteligentes se adaptaron al gobierno civil.
Los orígenes de la prosperidad que ha llevado al mantra ‘África creciente’ de hoy se encuentran en los cambios de ese período. Los países africanos se abrieron a la inversión internacional, y los límites de los períodos ayudaron a dar estabilidad a sus políticas.
Este año habrá unas 14 o 15 elecciones presidenciales. Según mis cuentas, dos probablemente serán libres, tal vez ocho en parte libres, y posiblemente hasta cinco serán robadas por completo. A pesar de los defectos, son más elecciones que las que se hicieron en toda la década de los 70.
Las mismas reformas que hicieron posibles estas mejoras, sin embargo, crearon las condiciones para los reveses. Cuando las compañías estatales se privatizaron, muchas se vendieron a precios favorables a empresarios con vínculos gubernamentales. El resultado fue que las economías liberalizadas que emergieron en África estaban basadas en el sistema de patronaje y su éxito con frecuencia dependía de los gobiernos actuales. El sector privado emergente, y ahora los inversionistas extranjeros, desarrollaron un interés en la continuidad de los regímenes del momento.
Con el tiempo, los partidos gobernantes se volvieron vulnerables a la posibilidad de ser derrocadas por sus rivales. A medida que se instaló la apatía, sus roles de membresía decayeron y las finanzas del partido sufrieron. Con donantes extranjeros con ojos censuradores monitoreando las finanzas del gobierno se hizo más difícil saquear las bóvedas de los bancos centrales sin provocar recortes en las financiaciones del Banco Mundial y el FMI.
Dado que los llamados ‘barriles porcinos’ ya no dependen exclusivamente de tener las riendas del gobierno, las luchas por el poder político realmente se han convertido en menos que un asunto de vida o muerte. Ya que las figuras de la oposición están disfrutando de un pedazo del ponqué, hay menos incentivos para resistirse contra los ‘Big Men’ cuando juegan con sus constituciones. Así que los gobernantes en el poder se pueden salir con la suya en cuanto a extensiones de límites de sus períodos.
Es contraintuitivo, sí, pero durante los próximos años mientras más se enriquezca África, será menos democrático. Sospecho que la mayoría de los votantes africanos, sin embargo, estarán a gusto con irse a la cama con la barriga llena, en lugar de vacía pero con la cabeza llena de ideales.