Una bomba, tres muertos y un salto al pasado. Pero en peores circunstancias que entonces.
En el atentado la intención de dañar a los civiles es inocultable y manifiesta y también la de sembrar pánico. Dejar el explosivo en el baño de mujeres buscaba afectarlas a ellas y a los niños que con frecuencia van de su mano. También es evidente la intención de castigar la economía, ya de suyo golpeada por la espantosa gestión económica de Santos: un día antes del Día de Padre, en hora pico de circulación, en el centro comercial más exclusivo de la ciudad. El mensaje es que nadie estará seguro. Los centros comerciales prosperaron en Colombia, entre otras razones, por la sensación de seguridad que generaban.
Concedo que es imposible evitar del todo la ocurrencia...