A Évora, la capital del Alentejo, se llega a través de extensas planicies cubiertas de trigales, viñedos, olivos y bellos bosques de alcornoques, cuyos troncos han sido, poco a poco, pelados de su corteza para obtener el corcho, mayor producto de la región.
Al aproximarnos, avistamos sus murallas del siglo XII y los arcos del acueducto por el que llegaba el agua a la pequeña, pero monumental ciudad. Declarada Patrimonio de la Humanidad en 1986, Évora nos enamora desde el primer momento. Encantados exploramos su enjambre de callejuelas adoquinadas y sus casas barnizadas de blanco con ventanas y puertas mostaza.
Localizada sobre una colina, su parte más alta está coronada por 12 columnas romanas, restos del templo construido en honor a Augusto....