La escena resultaba emocionante, ataviados con su traje, que los identifica como silleteros, es decir, como portadores de una tradición inmaterial de este país, descendieron de los buses que los traían de sus veredas, cada uno se acomodaba el sombrero, la ruana, la falda o el carriel, asumían su mejor postura, formales se ubicaron en las escaleras de ingreso a Plaza Mayor, eran más de cuatrocientos, desde el mirador que da a ese espacio, el fotógrafo enfocaba y daba instrucciones para que el registro fuese el adecuado, abajo, con el megáfono se impartían instrucciones para moverse arriba o abajo, a derecha o izquierda, la foto será un documento para la historia, todos los presentes nos sabíamos testigos de algo inolvidable, se celebraban sesenta...