Desde que salió a la luz pública la segunda edición de “En mi flor me he escondido”, los poemas de Emily Dickinson traducidos por el poeta José Manuel Arango, he leído sin parar, de principio a fin, esta obra incomparable.
En una especie de estallido de entusiasmo por la nueva publicación de este bello libro, también me he dedicado a regalar cada ejemplar que cae a mis manos hasta el punto de que he descubierto que ni siquiera me ha quedado el que me envió la Editorial Universidad de Antioquia como autor del prólogo. Entonces he tenido que volver a comprarlo.
Las cartas que he recibido de parte de los amigos a quienes les he regalado esta flor, son todas entusiastas.
La última me la envió una amiga que dirige grandes proyectos editoriales de libros...