Hace años, en el gobierno de Carlos Andrés Pérez, estuvimos en Venezuela con una misión de la Andi. En ese momento todo era desarrollo y vanidad en ese país al que la geografía le prodigó los mejores recursos naturales y la hacía una de las naciones con mayor ingreso en la región. En las reuniones conjuntas de empresarios colombianos y venezolanos, estos sacaban pecho para pregonar las favorables condiciones financieras, tributarias y crediticias con que contaban para crear e impulsar negocios. No faltaban compatriotas que reflejaban cierta envidia por el contraste frente a los problemas que pasaba Colombia en manos de López Michelsen.
Pero con el tiempo, el país vecino se fue descomponiendo. Se matricularon gobiernos, partidos e instituciones...