Los recuerdos aunque vívidos, se funden, no sé muy bien si era la primera o la segunda Bienal de Arte de Coltejer, lo que sí tengo claro es que las visitas y las experiencias en esos eventos detonaron algo que marcaría mi futuro, el arte tocó y transformó mi vida, me permitió entender que a través de los ojos de cada artista la realidad se transformaba y se hacía única, el mundo era un caleidoscopio de opciones y miradas, cómo olvidar esos enormes penetrables por los que uno caminaba, las obras de arte óptico y cinético, una hectárea de heno empacada de Bernardo Salcedo, las obras del grupo Crónica de España, los muebles de Beatriz González, la obra participativa de Juan Camilo Uribe y Marta Elena Vélez, todo resultaba deslumbrante a los ojos...