Algunos biógrafos afirman que fue la parlamentaria socialista Bessie Braddock –mientras para otros fue la conservadora Lady Astor–, quien le dijo a Winston Churchill: “Señor Churchill, me temo que usted está borracho”. El Primer Ministro respondió: “Mi querida, puede ser que yo esté borracho pero usted es fea. Yo mañana estaré sobrio”.
Todo insulto no es una ordinariez. Ni es inmerecido. Lo que siempre será común a todos los insultos es su carácter polémico en el ámbito de la libertad de expresión.
La existencia y proliferación de canales abiertos para la libre expresión, como las redes sociales o los foros de los periódicos, son un reto para la educación, para los mismos principios sobre los cuales se edificaron las libertades.
En marzo, el comediante...