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Con mucho entusiasmo se ha venido discutiendo en nuestro medio sobre la cuarta revolución industrial. Hacemos parte de la misma como promotores y acompañantes de Ruta n desde sus inicios. Institución que fomenta de manera sistemática la innovación en la ciudad, atrayendo empresas, inversión y talento humano en nuevas tecnologías y fortaleciendo un ecosistema productivo favorable a hacer de la ciencia y la tecnología los verdaderos motores de nuestro desarrollo.
Precisamente en Ruta n se establecerá el Laboratorio Internacional de la Cuarta Revolución Industrial en el marco de una Red Mundial de Laboratorios en las Tecnologías del Siglo XXI, promovida por el Foro Económico Mundial. Se busca aprovechar al máximo tan importante circunstancia global para aumentar nuestra productividad, pública y privada, y afianzar dinámicas virtuosas de nuevos negocios. Teniendo como propósito superior mejorar la calidad de vida en nuestro contexto; y ese es el verdadero desafío.
Trasformar el país desde la era digital, como lo plantea el Consejero del Gobierno Nacional para tal fin, requerirá estrategias muy robustas de formación de talento humano, con adaptaciones estructurales en los sistemas de formación técnica, profesional y para el trabajo. Existe una clara tendencia en los demandantes de nuevas formaciones a buscar certificaciones rápidas. El foco estratégico sin embargo, es que tales iniciativas se inscriban como complementos a una mejor calidad educativa y a fortalecer la retención escolar en la educación básica y media prioritariamente, volviéndola aspiracional para nuestros jóvenes.
Algunos datos del ambiente preocupante de la educación media en Colombia, elocuentes frente a la necesidad de que las nuevas demandas laborales nos ayuden a superarlos y no a profundizarlos.
Solo el 55 % de los jóvenes de 16 a 24 años se gradúa en dicho nivel
50 % de jóvenes entre 14 y 24 años están desescolarizados: 4.5 millones de personas, 42 % (14-16 años) de los inasistentes no gusta, ni les interesa, asistir al colegio. Significativamente, los hombres expresan mucho mayor desinterés y falta de gusto por asistir (49 %) vs mujeres (19 %).
Quienes no se gradúan pierden en promedio 16 % más de ingresos en su trabajo que aquellos que si lo hacen.
Quienes no se gradúan aumentan en 20 % las probabilidades de ser trabajadores informales.
De manera lógica en este contexto alguien dirá, ¿cuál es el problema? Focalicémonos en formar en nuevas competencias para la cuarta revolución industrial en esos 4.5 millones de Nines (ni estudian, ni trabajan). Por supuesto que sí; y sería un enfoque acertado inmediato de educación con pertinencia. Pero insistimos de que también sea la oportunidad para volverlos a enrutar hacia aspiraciones educativas más amplias y mayores contextos para su progreso personal y social. Un dato adicional refuerza esta perspectiva: Los empleadores, en general, se quejan de las debilidades en cuanto a competencias socioemocionales y de pensamiento de los recién egresados de la educación media.
Es que como nos recuerda reiteradamente la Unesco, una educación de calidad es la que logra en los estudiantes desarrollo cognitivo, afectivo, creativo y del pensamiento crítico, actitudes cívicas y democráticas; escolarización y retención. Si queremos que la educación sea el gran pilar de equidad, por supuesto hay que aprovechar las oportunidades tempranas para el trabajo, pero manteniendo como el norte la mejor y más larga formación integral para todos.
*Presidente Ejecutivo Proantioquia
