Un amigo me contaba hace poco que su hija, recién llegada de Japón luego de vivir allí una larga temporada, le pedía siempre que, en lo posible, pensara en los demás. Parecen básicas esas cuatro palabras, pero si se analizan en detalle pueden tener una carga profunda de filosofía sencilla para la vida.
Esta semana, a raíz de la campaña de Bancolombia denominada Es el momento de todos, no solo recordé a la hija de mi amigo y sus buenas intenciones, sino también lo atrasados que estamos en cuanto al respeto por los otros, pero lo avanzados que seguimos en intransigencia y fanatismo.
Aclaro, primero, que no tengo acciones en Bancolombia. A duras penas manejo una cuenta de ahorros tan chiquita que bien podría llamarse de retiros. Segundo, que este...