La semana pasada Rajoy dio por terminada la crisis, y casi creí escuchar cómo retumbaba en el éter la inmensa pedorreta que debieron de hacerle las más de 600.000 familias que siguen sin percibir ni un euro al mes.
Es verdad que parece haber cierta reactivación económica; por ejemplo, Madrid llenó todos los hoteles en el puente y Zara, ese barómetro del consumismo masivo, está vendiendo más.
El problema es el coste social. Según datos de Ayuda en Acción, antes de la crisis el número de españoles en situación de vulnerabilidad era casi tan alto como ahora: un 20 %. Nuestro supuesto Estado de bienestar siempre fue muy débil, pero, en un entorno más rico, aquel 20 % iba trampeando, en el borde del abismo y sin colchón.
Tras la crisis, se hundieron...