Después de los triunfos vienen los jolgorios, las celebraciones, las alegrías, las felicitaciones. Me quedé esperando, nunca aparecieron esas manifestaciones de triunfo.
Es que un viaje de 250 personas en el avión presidencial y en otro (no cabían en uno), con el fin de conseguir el apoyo para el llamado posconflicto, una vez conseguido ese apoyo como se nos dijo, lo que seguía tenía que ser de celebraciones, de alegría, de jolgorio; los pañuelos blancos, las calles colmadas de gente gritando “viva la paz”. Nada de eso ocurrió.
Llegaron las noticias, se fueron asimilando, se sopesaron los resultados. Nada daba para celebraciones. Era mejor quedarse callados.
Soy amigo de la paz, como todos los colombianos. Hay que hacer cualquier esfuerzo por conseguirla...