No existen opiniones “verdaderas” o “falsas”. A pesar de su carácter subjetivo, las argumentaciones (editoriales, ensayos, columnas, etcétera) son como edificios que se asientan sobre pilares, los cuales deben corresponder a hechos reales, objetivos, verificables. Objeto de contraste.
En pleno apogeo de las noticias falsas, los medios de comunicación deberían contar con una unidad de verificación de datos (fact-checking) que actúe sobre todo el espectro de los géneros periodísticos: informativos, interpretativos, de opinión.
Lejos de estar eximida, la opinión es más delicada: la firma de quien opina es garantía para el lector, prenda de credibilidad.
Tal vez, el antecedente más remoto de estos equipos de verificación se remonta al año 1913, cuando...