También me tocó padecer la noche de “alborada”, en medio del estrepitoso sonido de la pólvora hasta las horas de la madrugada. Con el ánimo de recordarnos que había comenzado la Navidad al mejor estilo de los narcotraficantes en los años 80, cuando Medellín llegó a ser la ciudad más violenta del mundo. ¡Pero eso ya pasó!...