La brisa de renovación que trajo Juan XXlll al mundo cristiano con el Concilio Vaticano II, ahora el Papa Francisco la está convirtiendo en huracán. Este Papa carismático y sincero está reconstruyendo los cimientos que crujían en una Iglesia que se venía apartando –en medio del boato y los escándalos de pederastia– de las enseñanzas de su maestro. Antier, no más, sacudía a la Curia al denunciar 15 de sus “enfermedades” y enrostrarles que, ante la falta de autocrítica, sus miembros “se transforman en patrones y se sienten superiores y no al servicio de todos. Es la patología del poder”.
Francisco cada día sorprende más al mundo, creyente o escéptico. Su pensamiento claramente cristiano, que evoluciona sin abdicar de las enseñanzas siempre eternas...