Decía el analista cubano Carlos Alberto Montaner que “Colombia podría estar caminando un sendero similar al proceso venezolano”.
Sin constituir dogma de fe tan catastrófico pronóstico, sí vemos que ante la desbordada corrupción que asfixia al establecimiento colombiano –el Régimen, como lo llamaba Álvaro Gómez–, el populismo es una tentación para capitalizarlo los oportunistas. Y darle un golpe al sistema democrático y a la libertad económica, seduciendo con propuestas demagógicas de izquierda sectaria a amplios sectores nacionales, hastiados con la inmoralidad que permea a los órganos del poder y a buena parte de la sociedad.
A esta corrupción se le suman las inequidades sociales que hoy existen. Como decía el economista Mauricio Cabrera, “el...