En vísperas de la posesión de Donald Trump, los Estados Unidos y el mundo se sienten como jugadores en un casino cuando el croupier demanda hacer las apuestas. Todos quieren acertar, las apuestas son altas, hay mucho invertido en cada jugada. Sin embargo, lo único seguro en los juegos de azar, por más cábalas o estudios de probabilidades que se hagan, es que no hay número ni color que dé certeza de triunfo.
La incertidumbre, una realidad en el juego, se ha apoderado de la política norteamericana. El comienzo de la presidencia de Trump se parece cada día más a lo que sucede en un casino. Su personalidad variopinta hace impredecible sus actuaciones como gobernante.
Los líderes del mundo, los periodistas y políticos, los estadounidenses, todos nos...