Durante los primeros diez días de febrero aparecieron multitud de artículos y columnas sobre la visita de Thomas Piketty –autor de un libro aburridor y exitoso– a Colombia. El tema es la desigualdad, un problema que identificaron los griegos hace más de dos milenios, lo pusieron en movimiento los “niveladores” en el siglo XVII y se convirtió en lema moderno con la Revolución Francesa. Un tema importante cuyo retorno a la reflexión contemporánea se debe a John Rawls (1921-2002), no a Piketty.
En cambio, la muerte por hambre de los niños wayúu no ha merecido columnas (al menos en los tres periódicos y tres revistas que ojeo). Los libros de Martín Caparrós (“El hambre”, Planeta, 2013) y David Rieff (“El oprobio del hambre”, Taurus, 2016) no se venden...