Abro este comentario manifestando mi solidaridad con los familiares de las víctimas en la tragedia de Guatapé. Es doloroso que estas cosas pasen por imprudencias o descuidos. Hay que redoblar los controles.
En el último artículo recordaba el “golpe de opinión” que se dio por parte de Rojas Pinilla en 1953 ante el descontento del pueblo colombiano con el gobierno. Cuatro años después, otra vez el descontento del pueblo y la pérdida de confianza por la corrupción del alto gobierno, se organizó la desobediencia civil que se convirtió en un paro total. La banca, la industria, el comercio, el transporte, la educación y todas las actividades en Colombia se paralizaron. Sin un solo acto de violencia, sin una sola bala, no exagero, sin un solo puñetazo...