Alguien lo dijo y con razón: “En Colombia lo único que nos une es un partido de la selección”. En las tragedias, en las dificultades y en una temporada preelectoral se nos sale, hasta por los poros, lo peor de la condición humana.
Hidroituango es el ejemplo reciente de lo mucho que nos quedó faltando en solidaridad, en sindéresis y en búsqueda del bien común.
Cuando muchos ni siquiera habíamos alcanzado a entender el problema de la hidroeléctrica, ya había “expertos” disparando con regadera a ver a qué le atinaban, señalando culpables, dejando nombres en entredicho y, por su actitud arrogante e indolente, sospecho que hasta cruzando los dedos para que todo saliera peor, de modo que pudieran llevarse el miserable trofeo del “se los dije”.
No se...