Vino a mi mente la película Morir Viviendo (1995), basada en un hecho de la vida real sobre los últimos momentos de Matthew Poncelet, un preso es acusado de violación y asesinato y procesado para ser condenado a pena de muerte. La religiosa Helen Prejean lo acompaña en este momento, le hace ver su dignidad y la capacidad que tiene de arrepentirse, pese a la gravedad de sus actos.
Una película que despierta muchas preguntas: ¿Merece el reo este castigo? ¿Hay posibilidad de perdón y enmienda para quien ha cometido un crimen tan atroz como violar a una mujer joven y asesinarla junto con su pareja? ¿propiciará esta pena una sociedad más justa? ¿aliviará el dolor de los familiares de las víctimas?
El Papa Francisco solicitó la semana pasada, el cambio...