Cuando esta columna sea publicada, ya sabremos cuál fue la primera actitud de los congresistas ante el lamentable proyecto de reforma tributaria que –bajo el disfraz de “ley de financiamiento”– ha presentado el Gobierno. Un gobierno que, si fuera fiel a sus compromisos de campaña (de hace apenas cuatro meses) –los cuales, nos imaginamos, estaban sustentados en un programa serio, sobre bases económicas y jurídicas–, no debería estar proponiendo aumentar los impuestos, ni disminuir el poder adquisitivo de los ciudadanos de clase media y baja.
Si el candidato a la Presidencia, como resultado de los estudios previos que ha debido efectuar antes de planear sus discursos y lemas de campaña, hubiera concluido en la absoluta necesidad de aumentar los...