La impunidad que los de las Farc pretenden obtener en las negociaciones de paz en La Habana y que el gobierno de Santos está por conceder será, en el futuro de Colombia, una llaga purulenta que impedirá que se cierren las profundas heridas causadas por esta maldita guerra perpetuada por narcoguerrilleros contra las instituciones democráticas, el Estado y el pueblo colombianos.
La impunidad trasciende en el tiempo y corrompe cualquier perdón, no permite sanar ni olvidar, trae sentimientos de injusticia y, como una daga en una herida abierta, aviva el dolor de las víctimas.
Esto es fácil de comprobar cuando estudiamos lo ocurrido con los acuerdos de ‘punto final’, ‘perdón y olvido’, o como se los quiera llamar, concedidos en Argentina, Chile y España....