Es evidente que la reforma tributaria se necesita y también que el gobierno ha presentado un proyecto que parece contener elementos positivos como la eliminación de muchas exenciones, no todas, la reducción de los impuestos a las empresas y el aumento de la capacidad de recaudo. Pero hay inquietudes válidas que no se resuelven fácilmente y menos en los pocos días que quedan del período legislativo. Por ejemplo, la inquietud expresada por Germán Vargas y la ministra de Vivienda, en tonos distintos, sobre los posibles efectos negativos de la reforma sobre la oferta futura de vivienda social, No es simplemente un episodio de desacuerdo entre distintos segmentos del ejecutivo, ni se trata de preferir el bien común. Se tiene que sopesar la ventaja...