En Instrucciones Para Subir Una Escalera, Cortázar describe de manera poética e inteligente cómo se desdobla el suelo y cómo nos impulsamos para subir una escalera. Ese cuento siempre me hace pensar en la casa en la que crecí en Caracas. Allí las escaleras eran de colgantes sujetas a los lados por listones de acero. Entre escalón y escalón había un hueco donde yo metía las piernas y me sentaba a jugar que los escalones eran mi escritorio. Allí hice revistas, escribí cuentos y cartas que nunca más volví a ver. Me inventaba una profesión, una oficina, mientras mis piernas bailaban desde lo que para mí era el infinito de la segunda planta de mi casa.
Escaleras hay de todo tipo. Unas que nunca me han gustado son las de caracol. Eso de subir en espiral,...