¿Habrá algún niño que no sepa jugar a la guerra? ¿Alguno que no esté familiarizado con las armas de juguete, los soldados de plomo, los videojuegos e imágenes bélicas en cine o televisión? “Mambrú se fue a la guerra, qué dolor, qué dolor, qué pena...”.
¿A quién le han enseñado a jugar a la paz? ¿Es ‘paz’ el antónimo de ‘guerra’? ¿Qué entendemos por ‘paz’?
Parece sencillo hablar de guerra –no así de sus causas– porque crecimos en un país inmerso en ella. Hemos visto su materialización. Contamos con numerosos referentes concretos (imágenes de armas, dolor, miseria y sangre). Han polarizado nuestra mirada con las figuras del héroe y del villano.
En las ciudades hemos aprehendido formas culturales de anular al “enemigo”, al otro que piensa distinto....