Julio aún no acaba y podemos decir que ha sido un desastre. Una pesadilla. En la lucha contra el terrorismo radical de bases religiosas, Europa y Medio Oriente sufren un mes de terror con bombas y atentados individuales que suman centenares de muertos. Francia, Alemania, Irak, Siria y Afganistán; reciben de pleno los atentados espontáneos o calculados del Estado Islámico. Todos esperan más porque saben que vendrán más.
Los ochenta y cuatro muertos en Niza causados por un lobo solitario o los apuñalados en un tren alemán por un desequilibrado joven afgano, representan la incontrolable avalancha yihadista individual que tanto teme el viejo continente. Radicalizados de último minuto a través de redes sociales que descargan toda su locura en un...