Algo muy grave está sucediendo. Es cierto que el virus de la corrupción ha sacudido los cimientos de las sociedades durante largos momentos de la historia, con nefastas manifestaciones en los distintos órganos de poder. Es cierto también, qué de alguna manera, con grandes y dolorosos sacrificios, las comunidades han sobrevivido a semejante mal. Se trata de un fenómeno del comportamiento humano, íntimamente ligado con periodos en los cuales el sentido de la dignidad y el respeto por los valores que constituyen la esencia del comportamiento ético, se han relajado o perdido.
Sin embargo, en las distintas épocas, el “juzgador” permaneció como un faro, guía de la integridad, honestidad y dignidad. Las sociedades, desde las primitivas hasta las modernas,...