El lector de la Biblia está llamado a ser, no espectador, sino protagonista de lo que lee. Así debe leer el relato de la adúltera del evangelio de Juan, página inmortal de la literatura, la teología, la espiritualidad y la mística.
Jesús baja del monte a la madrugada y va al Templo a enseñar, donde el pueblo lo escucha absorto. De repente aparecen unos escribas y fariseos con una mujer sorprendida en adulterio.
Encuentran en ella el argumento perfecto para acusar a Jesús. Si la condena, su misericordia carece de sentido, y si la defiende, va contra la ley, que la condena a morir lapidada.
Jesús se inclina en silencio y escribe con el dedo en el suelo. Los acusadores insisten. Entonces Jesús se incorpora y les dice: “El que esté sin pecado que tire...