La atención es un tesoro que el hombre del siglo XXI tiene por descubrir y cultivar. Todo invento, toda obra bien realizada es fruto de la atención. Cuando el Principito dice que “el tiempo que yo he dedicado a mi rosa, hace que mi rosa sea única en el mundo”, me está dando la clave del valor inapreciable de la atención.
La atención que pongo en una persona o cosa me indica lo valiosa que es para mí. Los versos de Juan Ramón Jiménez constituyen una lección admirable. “Quisiera ser orilla de flores de ribera, / por irte acompañando, por irte embelesando”. La atención que presto a esa persona o cosa me vuelve inimaginablemente creativo, detallista, generoso, acogedor. Fruto del amor, pues del amor nace la atención, que afianza sin medida el amor....