La torpeza en los primeros meses de la presidencia de Iván Duque cambió el equilibrio de poder en Colombia. La evidente ausencia de voz propia, los bandazos administrativos, los discursos insulsos o la construcción de una personalidad distante de las problemáticas del país -que por momentos coquetea con la ridiculez-; tiene a la oposición frotándose las manos y al uribismo meneando la cabeza.
Aunque el ahora senador Uribe mantiene un discurso de apoyo al huésped que él mismo impulsó, se hace evidente que las cosas no van como la derecha esperaba. Parece un mandato demasiado blando para el gusto de los que promueven la mano fuerte, y demasiado confundido para aquellos que, menos radicales, le dieron su apoyo en aras de detener a Gustavo Petro....