MORRIS d. DAVIS
La semana pasada nos enteramos de que, después de estar apenas unos meses en el trabajo, el oficial a cargo del sistema de las cortes militares en la bahía Guantánamo se retiraba, después de que un juez concluyó que había interferido en procesos. El señalamiento de un reemplazo interino fue el sexto cambio en liderazgo para los tribunales desde el 2003.
Este es un contratiempo más para las comisiones militares, mientras se alistan para enfrentar dos de los casos de más alto perfil: el juicio conjunto del autor intelectual de los ataques del 11/S, Khalid Shaikh Mohammed, y cuatro supuestos co-conspiradores, y el juicio contra Abd al-Rahim al-Nashiri, acusado en el bombardeo del tanque americano Cole.
Eso no es todo. Además de los constantes cambios en la oficina de la autoridad, seis abogados militares han servido como fiscales durante el mismo período. (Yo fui el tercero)
En 2001, el abogado de Washington, Lloyd N. Cutler escribió un artículo en el Wall Street Journal titulado “Lecciones sobre tribunales, de 1942”. Cutler, un joven abogado en el Departamento de Justicia en el verano de 1942, trabajó en el equipo que enjuició a los ocho saboteadores alemanes a quienes el presidente Franklin D. Roosevelt ordenó enjuiciar ante una comisión militar después de su captura en tierra americana.
Aunque Cutler notó fallas en la forma como la comisión militar se desempeñó en 1942 y le aconsejó a la administración Bush para que evitara repetir dichos errores en Guantánamo, en general se sentía optimista porque las comisiones militares podrían ser restablecidas y utilizadas creíblemente.
“Pero el éxito dependerá de la calidad de los abogados, los fiscales y los abogados de la defensa, y su habilidad para mostrarle al mundo que la justicia está siendo servida,” concluyó. “En un sentido muy real, es el sistema legal americano, y no solo los líderes de Al-Qaeda, quienes estarán en juicio.”
Entonces cómo se han desempeñado los tribunales de Guantánamo, más de 13 años después?”
Solo seis detenidos han sido acusados y sentenciados por crímenes de guerra en comisiones militares desde la primera vez que el presidente George W. Bush las autorizó en 2001.
Los cargos contra tres luego fueron retirados, y los cinco que condenados fueron trasladados de Guantánamo. Por lo tanto tenemos un sistema legal en el cual es mejor ser hallado culpable de un crimen de guerra que nunca ser acusado y permanecer encarcelado.
Un 85 por ciento de los 779 hombres detenidos en algún momento en Guantánamo ya no están allí. La mayoría se fueron durante la administración Bush. Aunque el número de traslados ha sido mucho menor bajo la administración Obama, el paso se aceleró en la segunda mitad del 2014.
De los 122 hombres detenidos, casi la mitad ha sido aprobada para traslado por voto unánime de oficiales de la ley, militares, de inteligencia, y diplomáticos, quienes tomaron la determinación de que los detenidos no podían ser enjuiciados, no posaban una amenaza identificable para los E.U. y no era necesario que permanecieran en nuestra custodia. Sin embargo, 56 hombres aprobados para ser trasladados permanecen allí, a un costo de unos US$ 3 millones al año cada uno.
Aunque este desperdicio de recursos y daño a la reputación americana son desafortunados, la tragedia más grande es el dolor causado a los amigos y familiares de las víctimas del 11/S y el Cole. Para ellos, la justicia ha sido retrasada infinitamente.
En lugar de demostrarle “al mundo que la justicia se está sirviendo,” como escribió Cutler, Guantánamo se ha convertido en símbolo de tortura y detención indefinida, y su sistema de cortes ha sido desacreditado como opaco y disfuncional. La más reciente reestructuración de personal no mejorará esta imagen.
En noviembre del 2013, el Fiscal General Eric H. Holder Jr. admitió que, si la administración no hubiera hecho a un lado el plan de llevar el caso del 11/S a juicio en la corte federal, Mohammed y sus colegas estarían “en el corredor de la muerte” en este momento. En los 16 meses siguientes, aquellas observaciones han sido validadas aún más. Mientras el yerno de Osama bin Laden, Sulaiman Abu Ghaith y el clérigo radical Mostafa Kamel Mostafa, también conocido como Abu Hamza al-Masri, fueron condenados y sentenciados a cadena perpetua por las cortes federales, los tribunales en Guantánamo se tropiezan de un percance a otro.
Tenemos que dejar a un lado la política y ponerle fin a esta letanía de fracaso.