El “inventario” de bienes y dineros que entregaron las Farc sería motivo de risa, si no estuviera en juego la reparación a sus víctimas. Pero lo está. En un proceso de altísima impunidad, en el cual los responsables de crímenes de lesa humanidad y de guerra no pagarán ni un solo día de cárcel, la reparación, de suyo fundamental, es aún más importante. Es intolerable que esa fortuna criminal quede en manos de los victimarios.
El infame decreto 903 de este año, montaba la más colosal operación de lavado de activo de la historia. En la versión original, esos bienes y dineros ilícitos se destinarían a que las Farc hicieran política y actividades económicas después de su desmovilización, entre otros propósitos. Al menos parece que, como resultado...