El próximo año me subo al tercer piso: cumplo 30 años y mis expectativas respecto a mi futuro profesional, así como las de todos mis contemporáneos a mi alrededor son muy altas. Esperan de nosotros que hablemos 2 idiomas además del nativo, que lideremos emprendimientos que facturen un millón de dólares en 5 años, que salvemos al mundo, y muchas cosas más entre las que se cuenta ser felices. Pero, ¿Qué es ser felices, para nosotros los treintañeros?
La semana pasada un amigo que ya se montó este año al tercer piso, me compartió un artículo sobre la infelicidad en los menores de 35 y presentaba la fórmula de la felicidad: “realidad menos expectativas”. O sea que para ser antes de los 35 hay que trabajar muy duro para sumarle a la realidad o bajarle...