Por MICHAEL G. WHITEredaccion@elcolombiano.com.co
Hace casi doce años, en octubre del 2005, hice un viaje temeroso por carretera de seis horas desde Houston hasta mi casa en New Orleans. Mi vecindario se había remojado en aguas de inundación por semanas después del Huracán Katrina.
Mientras cruzaba hacia la ciudad, una versión de una vieja banda de jazz del himno funeral “Just a closer walk with thee” sonaba en la radio. Navegué por las calles húmedas y fangosas llenas de árboles derribados, carros volcados, partes de casas y cadáveres de animales hinchados. Cuando me bajé del carro en mi casa destrozada pero todavía de pie, todo estaba cubierto de barro grisáceo. En la puerta de entrada abierta había una X roja con números alrededor, indicando...