La autopista Medellín-Bogotá, la cual comunica a los antioqueños con el centro del país, no aguantó más. Suena bastante trágica esta afirmación, pero no hay otra manera de escribirla. Ahora, esta carretera parece decirnos: “ya no doy más”.
Desde el trágico derrumbe a la altura del peaje, del pasado 26 de octubre, que cobró vidas humanas, se volvió prácticamente intransitable. Son muchos los esfuerzos que ha hecho el concesionario Devimed y el gobierno departamental para mantenerla habilitada, pero contra los poderes de una montaña agrietada, y en cuidados intensivos, serán muchos los esfuerzos y las inversiones que tendrán que efectuarse antes de levantar la alerta roja por los continuos movimientos del talud. Y de esta manera habilitar de forma...