Por Felipe Osorio Vergara
Universidad de Antioquia
Periodismo, semestre 3
felipeosoriov@hotmail.com
“Las naciones sirven a la obra común de la civilización; todas aportan una nota a este gran concierto de la humanidad que es la más alta realidad ideal que alcanzamos”: Ernest Renan.
A propósito de las fiestas patrióticas que en días pasados hicieron ondear el pabellón nacional, es menester aclarar por qué conmemorar estas fechas, y por qué el mero hecho de izar la bandera tricolor es otra forma en la que se está construyendo nación. Pero, ¿qué es una nación?
Según el historiador Benedict Anderson, una nación es una “comunidad políticamente imaginada, inherentemente limitada como soberana”. Una nación es comunidad debido a que es fraternal y hay una relación horizontal entre sus habitantes (igualdad). Es imaginada por cuanto no es posible conocer a todos los compatriotas, pero aun así se tiene una idea de ellos que hace pensar que existen cosas en común. Es limitada porque está recluida a un espacio geográfico con fronteras finitas y debido a que ninguna nación pretende abarcar a toda la humanidad. Es soberana toda vez que no se rige por la “gracia de Dios” como las monarquías, sino por ideales de legitimidad como el derecho o la voluntad popular. ¿Cómo se “crea” una nación?
Un lenguaje y una religión común, además de una constitución, son formas de crear nación, pero también lo son la educación y la historia. En Colombia, por ejemplo, los acontecimientos de la Independencia fueron el sustrato para fabricar mitos fundacionales que vincularan a los habitantes con un pasado común. En este orden, la educación cumple un papel central como difusora de estos mitos fundacionales. Forja en los educandos el imaginario de nación y el amor patrio que sustenta la construcción nacional.
El grito de Independencia o la Batalla de Boyacá, al ser conmemorados, buscan preservar en la gente una memoria colectiva colombiana. Por eso se siguen enseñando y difundiendo, porque es una forma de homogenización que aporta a la construcción y cohesión nacional.
La invitación final, además de izar la bandera en fechas patrias, es interesarse por la historia colombiana, pues ambas acciones construyen nación. Una nación se construye a diario, es un “plebiscito cotidiano”, según el historiador francés Ernest Renan. No en vano, el primer propósito del Estado y la sociedad colombiana es “fortalecer la unidad de la Nación”, como se lee en el preámbulo de la Constitución de Colombia.
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