No es lo mismo negociar la paz después del acuerdo de paz con las Farc, que antes de este. El alma del país es otra, la sensibilidad de la opinión circula por rutas diferentes. Eso es lo que no comprende el Eln.
El pacto con las Farc fue un adiós a las armas para quienes hacen política. Fue un borrón y cuenta nueva con relación a las fiebres de patria o muerte de los años sesenta.
Desde el fin de las negociaciones de La Habana, un trueno de fusil suena a Edad Media. Escaramuzas urbanas de terror, como las confesas del Eln, ingresan a la historia universal de la infamia.
Colombia vivió una purificación histórica frente a los arrebatos guerrilleros que consumieron tres o cuatro generaciones de idealistas. La guerra para mejorar al pueblo mostró su...