Cuando en 2004 se expidió el Código de Procedimiento Penal se adujo que con él se introducía un sistema procesal penal de investigación y juzgamiento acusatorio, por lo cual se hizo un gigantesco esfuerzo logístico y de capacitación que, además, pretendía crear conciencia entre los diversos estamentos en torno a la importancia de introyectar esta transformación llamada a cambiar la cultura inquisitiva; algo necesario para fortalecer la democracia, propender por la libertad de los asociados y luchar, de forma eficaz y productiva, contra la criminalidad.
Sin embargo, catorce años después de ese suceso el balance que puede hacerse de tal cambio es desalentador porque la justicia penal sigue postrada, es inoperante e ineficiente, lo cual alienta...