Nací negada para las matemáticas. Recito de memoria las tablas de multiplicar y me va de maravilla con la regla de tres, pero hasta ahí.
Y a decir verdad, pocas veces había lamentado tanto esa limitación como cuando me tomé un café con el doctor Carlos Mario Ramírez, gerente saliente de Savia Salud. Mientras él intentaba explicarme los problemas de esa entidad con todo el conocimiento, la propiedad, los números, los porcentajes y las estadísticas, mi cerebro de calculadora cuentahuevos hacía esfuerzos sobrehumanos para procesar la información a la misma velocidad que la recibía. Fue inútil. Ese día perdí una buena oportunidad de entender la tal crisis desde la perspectiva financiera, pero conocí a un ser excepcional y honesto que prefirió renunciar...