Por Juan Manuel ArangoPolitécnico Jaime Isaza CadavidComunicación Audiovisual. 4° semestre juan_arango20171@elpoli.edu.co
La vida, el equivalente a palpitar, sinónimo de lo que es bueno y grato. La muerte, el equivalente a no existir, sinónimo de lo que es nefasto y triste.
El hombre en su afán por saber qué hay después de la muerte se ha olvidado de vivir y respetar la vida, paradójicamente teme a la muerte pero asesina a diestra y siniestra por problemáticas momentáneas. Cómo entender entonces este peculiar comportamiento, se preguntarán algunos. Cómo asimilar que en una tierra donde se derrame tanta sangre no haya un corazón, se preguntarán otros.
El suelo es rígido e inflexible, está bañado por una ceniza imperceptible pero que quema, habitualmente...